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Como bluffear a Pacquiao

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En los últimos años se ha vuelto muy común ver a grandes deportistas compartiendo con profesionales en las distintas mesas de poker alrededor del mundo.

Un ejemplo claro es Michael Phelps, Gerard Piqué o el mismo Ronaldo que viene de hacer un deep run en el Evento Principal del PokerStars Caribbean Adventure.

Uno que también se ha sumado a esta disciplina es Manny Pacquiao, boxeador filipino y campeón en 8 categorías distintas quien se ha vuelto muy regular en las partidas high stakes.

Justin “BoostedJ” Smith, relató a través de la revista digital Cardplayer un importante bluff que le puso en una partida $100/$200 en el Commerce de Los Ángeles y la reacción de púgil internacional.

“Un día, Manny y yo estábamos jugando a poker por primera vez en la misma mesa. En una mano, le acabé colando el mayor farol de toda mi carrera, apostando más de $100k en el river. Estuvo pensando durante más de 5 minutos, para acabar mostrándome cómo foldeaba una overpair de ases.

Empezó a suplicarme que por favor le enseñara mi mano. Yo tenía una de las manos que parecía imposible tener en ese spot, pero en esa ocasión tenía una lectura clara de su mano, y decidí ir con ella hasta las últimas consecuencias. Evidentemente, no suele gustarme enseñar mi mano cuando mis rivales foldean, y tampoco me apetecía restregarle por la cara cómo había conseguido “outplayerarle”. Por otra parte, tampoco me apetecía hacerle sentir mal después de insistir tanto en que le enseñara mi mano, así que le acabé preguntando tres veces: ¿Estás seguro que quieres ver mi mano? Las tres veces, Manny movió su cabeza enérgicamente afirmando que quería verlas.

Le enseñé mi farol total, mientras veía como sus ojos intentaban buscar alguna similitud entre mis cartas y las del board, la cual, obviamente, no existía. Sus ojos buscaron los míos, mientras clavaba su mirada como un puñal sobre la mía.

Me di cuenta entonces que había buscado las cosquillas a alguien del cual no solo era yo un gran fan, sino que además había sido campeón del mundo en ocho categorías distintas. De golpe, se levantó de su asiento y empezó a caminar hacia mí. Me levanté temiéndome lo peor, hasta que llegó a mi lado, chocó mi mano y me dio un gran abrazo.

Me dijo que respetaba mi movimiento porque es una persona a la que le encanta la competitividad. Entonces me demostró lo que ya intuía desde hace años: que es una persona que desprende una energía verdaderamente especial. Ahora, más que nunca, entiendo por qué ha sido todo un icono y una fuente de inspiración, no solo para mí, sino para otra muchísima gente. Por la forma que tiene de afrontar la vida y los retos en general.

Siento un profundo orgullo por haber tenido la ocasión de coincidir con él”.

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